Cuantas veces observamos en nuestras organizaciones carencias en los directivos que a menudo no tienen que ver con la falta de conocimiento del negocio ni de sus competencias técnicas, sino más bien con esas habilidades “soft” tan necesarias para conseguir equipos motivados y alineados con los objetivos de la empresa.
En estos casos cabe preguntarse, ¿estas habilidades se aprenden y se entrenan o no hay nada que hacer si los directivos no las poseen de manera innata?